Soledad tranquila, silenciosa, leve compañía en momentos de alboroto,
fuerte cuando la nostalgia y los recuerdos se hacen presentes. Soledad que
barnizas mis días con tu presencia, repetitiva, constante y a veces incómoda,
soledad que me acompañas aunque no esté solo. Te haces presente en mis sueños,
en mis días pero sobretodo en mis noches… El humo, la bruma o la misma penumbra
de la luna llena no alcanzan para opacar lo que me inspiras.
A veces, mientras más acompañado estoy, más solo me siento, otras no te
quiero; la mayoría del tiempo me has seguido, siendo tú la disyuntiva en mis
debates, a veces punto de inflexión otras veces punto de partida para escribir
cosas como esta, pero siempre tu soledad.
Tengo momentos en los cuales me harto pero no hay quien logre ya
reemplazar, disipar tu presencia en mi vida. Mi boca simplemente exhala
suspiros ajenos a ti, me oriento entre las compañías ajenas, si soledad tuviese
una forma física sería ideal pero de una manera informal estarías ausente. En
momentos como este cuando pienso sobre mis prioridades soledad es la primera en
acompañarme, en decir “presente” ante cualquier reto, logrando enfocarme en mi
mismo, establezco prioridades en base a mi vida, no sé si será algo bueno o si
me perjudica pero aprendí (gracias a ti) a poner mis ojos en lo que quiero para
mí, como una vez alguien me dijo: "No
intentes ser el hombre ideal para una mujer, sé el hombre ideal para ti mismo." Supongo
que en eso debo concentrarme siempre que esté la presencia de soledad en el
ambiente, aunque esto pueda sonar un tanto egoísta.
Esto no es una queja, ni debe tomarse como una oda al egocentrismo de estar
solo, es simplemente una opinión, un desahogo, quizás un consejo a quien tenga
como compañera a soledad en su vida. Cuando estás solo lo importante es no
sentirte solo, es estar bien contigo mismo, sin quejarse por no tener a nadie
porque ni tu felicidad ni tus ganas de seguir adelante no dependen de otra
persona más que de ti mismo.
Hola soledad, eres inspiradora, musa, consejera, sin palabras que no
necesito, sin comentarios desechables o con reproches sin medidas. Sacas de mí
cosas como ésta y me ayudas a caminar siempre hacia adelante, a enfocarme en un
nuevo reto, en un nuevo proyecto. Soledad, hemos aprendido a querernos el uno
al otro y no es nada malo, quizás simplemente seas la compañía que requiero
mientras llega no la que te reemplace, sino la que me haga sentir que ya no
necesito seguir caminando solo sentimentalmente.