La
sala estaba repleta de féminas intercambiando anécdotas acerca de sus maridos,
hijos e incluso de sus problemas personales, laborales y familiares. De pronto
entré yo y saludé con una ligera sonrisa a todas, me senté aparte y encendí mis
radares auditivos, comencé a prestar atención y reflexionar sobre el trato que
ha dejado este nuevo siglo, en este caso, a las mujeres:
Las
mujeres han cambiado la forma de llamar a sus amigas, colegas, compañeras o lo
que se consideren, mi mamá solía decirle “señora,
comadre, doña” a sus amigas o
conocidas, todo siempre de manera respetuosa y agradable, hoy la escala de
nombres entre mujeres va desde “amichis,
amiguis, amiga, bruja (la cual considero bastante sincera), marica, perra, chica, mujer” y no
conforme con esto las mujeres de este siglo le sacan diminutivos a sus seudónimos: “michi, michu, brujix, cuñis, mardis, gordis,
flaquis, bitch” En casos más extremos se llaman hasta “esposa, novia,
amante…”. Cabe destacar que TODAS estas expresiones salen de un mismo tono de
voz (La misma voz de las niñas de somos tu y yo) con la misma sonrisa de Miss
congelada: “amiiiiguis como estas mardis? Ve desgraciada como es eso que ahora
eres cuñis de la michu Isabel?”
Entre
los temas de conversación puedo decir con mucha seguridad que mi mamá hablaba
en sus tiempos de cocina y recetas de comida, de hecho aprendió a hacer tortas
viendo y preguntando y gracias a Dios hasta el sol de hoy se mantiene haciendo
las mejores tortas del mundo. En este siglo las chicas no hablan de cocina ni
de comida, ellas tampoco preguntan cómo se hace una torta, no! Algunas
preguntan de cómo se pierde “la que no vuelve”, hablan del pin y de la disco,
la barra libre y el modelaje, del centro comercial, los chicos y las chicas.
En
cuanto a los saludos o los tratos que tienen entre ellas pues las mujeres
siempre se han saludado con un beso, eso no ha cambiado desde tiempos de mi
madre hasta hoy, la diferencia es que ahora algunas colocan los besos en la
boca, hay unas que se abrazan, otras que se ven en pleno Sambil y pegan el
grito de toda mujer y suelta las bolsas que cargue en la mano para ir a abrazar
a la “michi”, cabe destacar que si no tienen bolsas en la mano y andan con un
chico lo dejan hablando solo para ir a abrazarse y saludarse. Otra cosa es que
las mujeres a diferencia de los hombres solían desvestirse frente a las otras
sin ningún pudor, ahora, si una de ellas se operó, las demás se apenan o se
acomplejan y prefieren quedarse tapaditas. En algunos casos la única que se
desviste es la operada mientras las demás curiosean los resultados del bisturí
y unos cuantos cc’s de silicona.
Sin
embargo, pude notar que muchas mujeres (de hecho son todas) siempre hablarán
mal de los hombres, que somos unos perros y no servimos, que les montamos
cachos pero ninguna asume que ha sido infiel, en un grupo de mujeres siempre
habrá una bonita(muchas la envidian, sea cual sea la razón o lo que tenga,
siempre causará heridas en el ego de las demás), una gordita que le cae bien a
todos, una sometida, una brincona, una virgen, una que se la tira de mala pero
siempre hay un pendejo que juega con ella, una que cambia de novio a cada rato,
una chismosa, una roba-novios, una llorona, otra que se “enamora” a cada rato
de uno distinto, la que siempre duerme en casas ajenas, la que los padres nunca
le paran balls, la que sale embarazada antes de los 18 y la que nunca puede
faltar: la dramática.
El
mundo seguirá cambiando y los tratos, las conversaciones, los nombres que nos
pongamos también pero lo que no debe cambiar es el respeto, por más siglos que
pasen o por más “brujas” que lleguen a ser algunas “michis”.