El hombre que te dejó sabe que se quedó sin una gran mujer, es aquel que
fue a otros brazos a tener los hijos que tu quisiste darle y a comer las cenas
que tu añorabas prepararle, ese hombre que pudo haber sido un patán por haberte
dejado o por cómo te haya tratado pero con todo y eso tú lo quisiste, es aquel
que en medio de una borrachera o en los momentos en que sus ojos se quedan
viendo lejos, al vacío, te recuerda, te extraña, así como a tus largos cabellos
balanceándose de un lado a otro por los confines de tu espalda, ese hombre que
recuerda tus besos y que luego de comenzar a sentir tu ausencia comenzó a
cuestionar los otros besos que recibía comparándolos con los tuyos, ni hablar
de tu piel y tus ojos, de tu mirada dulce y comprometida, ese hombre que quizás
en esos momentos te llama porque simplemente quiere oír la voz que todavía
mueve su mundo.
Él está al tanto que aquella mujer de cuerpo escultural y que siempre
estaba dispuesta a complacerlo no le conviene, que de repente no cocina tan
bien como tú o quizás ella no quiera tener los hijos que ahora él sí quiere
traer al mundo, fuera de todo lo banal que pueda sonar esto él está claro que
un cuerpo no hace a una mujer, que la más bonita no es siempre la indicada o
que el cuerpo envejece pero el alma sigue intacta. Él extraña tu alegría y le
incomoda su amargura.
Ese tipo sabe lo que pierde, tarde pero lo entiende, lo comprende de la
manera más cruel y solitaria posible. Quizás te ve en alguna foto siguiendo
adelante con tu vida a pesar de él, sonriendo y compartiendo momentos con los
hijos que tuviste con otro y hasta puede que lo saludes en la calle junto a su
familia y tú con la tuya, causando cierta empatía con las “irónicas
coincidencias” de la vida.
Ambos siguieron adelante, conscientes cada uno de lo que perdió él,
culpable o no pero a cada modo de ver las cosas fue su responsabilidad, por
mentiroso, por infiel, por descuidado en su momento, cualquiera que haya sido
la razón ese hombre sencillamente te dejó.
Arrepentido, sí por un lado pero en el fondo con el orgullo intacto, ese
que traemos todos plasmados en el ADN masculino, donde el ego se gesta. Infla
el pecho cada vez que recuerda que tú fuiste suya antes que tu actual esposo.
Ese hombre pudo haberte tenido de vuelta pero de repente fuiste muy fuerte para
dejarlo ir o realmente era una persona que no te convenía, sin embargo eso no
libra a nadie de querer, de amar. Incluso el más malo del mundo ama ¡Y con todo
derecho!
Ese hombre
te quiso y lo sabes…
Ese hombre
te dejó y los sabes…
Ese hombre
sabe lo que perdió.
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