3 abr 2019

El Anhelo





El día que conocí tus abrazos no quise soltarte porque cada vez que me quedaba dormido en mis sueños se vivía muy bien y no quería salir de ese confort que tus brazos me brindaban. Dormir para mi significaba empezar a vivir un capítulo más en la historia que mis noches contaban.

Imaginé tanto conocerte que ese día hubo magia y justicia divina. Tantos años anhelando ese encuentro tras el cual ya existían varios precedentes y finalmente la vida nos daba la oportunidad de estar en la misma pantalla donde usualmente nos veíamos pero esta vez estábamos juntos, en una foto, en un vídeo, todo para simbolizar nuestra unión.

Fue real ese encuentro y mis sueños lo decían. Esos besos tuyos donde en medio de ellos sonreías porque lo que vivíamos no era una mentira, en esos momentos era a la vida a quien le agradecía y su vez le pedía que de este momento nunca halláramos la salida.

Amanecer en tu regazo, con nuestras piernas haciendo un lazo fue el mejor regalo que pude tener en mucho rato.

Ver tv abrazados y cocinar lo que el antojo dictara, olvidarme del whatsapp y las llamadas.

Bañarnos juntos lo adoraba, tanto como los domingos y tu llegada.

Volvió el amanecer y esta vez me despertó el sol y su luz entró por mi ventana, me despierto y estoy triste porque de ese bonito encuentro nuevamente te soñaba, volvía a mi realidad amargada.