Esto lo escribo para ti, sin ganas de enamorarte ni mucho menos para dar
alas a algo incierto, esto lo escribo simplemente para expresar lo que desde
hace varias noches me ha inspirado cada vez que me vienes a la mente, cada
vez que intento imaginarte frente a mí para decirte cada una de las palabras
que hagan juego con el sonrojo de tus mejillas y de esta manera hacer palpitar
a tu corazón de una forma un tanto más acelerada, conjugando frases que
revoloteen las mariposas que duermen en tu vientre.
Hoy, como todas esas noches quiero hacer una confesión de algo que quizás
no parezca muy bueno a simple vista pero en lo que a mí respecta produce un
cierto “sentimiento” placentero. Todo esto sucede por este lado del mapa
mientras tú a la poca o mucha distancia, existente o no, ignoras lo que me pasa
estas noches.
Envía una señal a través de tus suspiros, conviérteme en el principal
oyente de tus palabras al aire, perfúmate y acompaña a la brisa que por muy
fría que parezca abriga mis noches, ideal sería tu olor junto con ella,
resguárdame en tus sueños y si quieres no despiertes para que juntos podamos
vivir todas las odiseas o aventuras que se nos permita fantasear.
Piensa que soy yo quien tiene su mente llena de ti, de tus detalles, de tu
nombre. Que tus gestos adornen tu belleza y sea común embobarse viéndote hacer
tus rutinas, incluso las que más odies hacer. Sé testigo de este carnaval de
palabras, que por fuertes, directas, intensas o prematuras que parezcan son
para ti.
Quiero que seas consciente de que esta noche soy un hombre envidioso, ahí
radica mi confesión, soy un hombre que envidia el aire que te acaricia, de las
estrellas que se asoman en tu ventana cada noche, de las sábanas que son
capaces de abrigarte cuando hay frío, envidio cada detalle que amerite tu
compañía y no me incluya, envidio todo lo que te rodea, porque desde aquí a la
distancia, cualquier gesto, caricia, pensamiento, sueño o deseo es un motivo
para anhelar tu presencia aquí o mi presencia donde estés.
Un hombre que envidia y anhela, pueden marcar un par de metros de
distancia, son sentimientos distintos de los cuales estoy seguro podría
olvidarme de ellos con solo fundirme contigo en un beso o en un abrazo y al
final, no quedar arrepentido porque entonces mis labios, mi regazo y mi corazón
dejarían de sentir envidia de aquellos que ya antes han podido besarte o
abrazarte, o peor aún, de quien vendrá; mientras yo aquí hoy por hoy sigo enviando
suspiros esperanzado de que lleguen a tus sueños.