Me siento e inhalo lentamente, puedo apenas distinguir
el nudo que se forma en mi garganta en el cual, tragando bien grueso descubro
el significado de la frase “tragar amargo”. No tiene sabor, no tiene color, ni
siquiera estoy seguro de que tenga una forma, una textura, pero es un trago
amargo, denso y pesado… Tragar tus emociones, cerrar los ojos y tratar de ir al
lugar más bonito, a tu lugar feliz, al lugar donde está la paz que necesito.
Apenas y lo consigo cuando los fuertes latidos de mi corazón me traen de vuelta
a la realidad, ahí están tus ojos brillantes, ceño fruncido y una expresión un
tanto indiferente y a la vez ignorante de lo que por dentro me está sucediendo…
trato de asimilarlo en esas milésimas de segundo cuando por fin asiento y tu
rostro se vuelve más tranquilo, lo he logrado, me sale bien disimular.
Me sale bien expresarme a través de letras, pero en
persona puedo ser la persona más inexpresiva del mundo, incluso hasta puedo
llegar a ser aburrido, solo cuando logro abrir mis emociones es cuando me
sincero conmigo mismo. Por dentro mi mundo estalla, se desploma, se va cayendo
pedacito por pedacito en cada recuerdo, en cada momento de tensión, por dentro
mi alma está gritando lo que mi boca está callando, lo que mis ojos apenas y
pueden disimular…
Adiós amor… No es solo una despedida y no solo es una
frase de despedida, es el desprendimiento de todos los sentimientos que logré
sentir por ti lo que entre esa frase se oculta, es tener que empezar a
olvidarte, es darte la espalda y dejar que el nudo de mi garganta que se vuelve
a formar tras escuchar tus razones baje esta vez con más fuerza y ruego porque
se pierda entre mi estómago que ya pronto comenzó a sentirse vacío y tiembla,
cruje de forma involuntaria y apenas una frase puedo soltar: Adiós amor…
Imaginarme este momento no se compara con vivirlo,
imaginarme a tu lado no se compara con vivirte, dejarte ir no se compara a
tener que desaparecer de tu vida, dejar de quererte no es imaginable siquiera. Tan
corta que es la vida y tan corta que se nos hizo juntos, nos quedamos a medias
y con muchas experiencias por delante. Allá aquel colibrí que nunca imaginaste cómo
podía dormir, hoy lo está haciendo y mañana quizás despierte y vuele nuevamente
sin que su corazón se detenga. Mañana, estoy seguro yo volaré bien alto y mi
corazón no se detendrá pero hoy este corazón que te entregué hace rato hoy se
está parando, hoy se está apagando y me siento tan vulnerable, con los brazos
atados, sin marcha atrás que me siento impotente, solo puedo pensar en dormir y
despertarme entre los árboles, revoloteando cual colibrí, nuevamente para volar
bien alto.

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