Dueños
fueron de unas gotas de lluvia al caer la tarde, dueños fueron de unas noches
de complicidad mutua, dueños fueron de momentos inolvidables que jamás sabrán
si volverán a hacerse realidad, dueños fueron de una pasión infinita, donde los
platos de entrada eran sus besos, el principal las caricias y postre fueron sus
cuerpos.
Amantes,
que se escabullen en medio de la ciudad para que nadie los note, se escapan a
esa habitación donde los límites están marcados por los bordes de la cama y sus
gemidos representan la banda sonora… Una banda sonora que toca al compás de su
recital de pasión, para así sumergirse en una ola de placer cada vez más y más
grande…
Amantes
son, con locura y sin remordimientos, sin temor a ser vistos o escuchados,
amantes son, sin cautela y con confianza, así como ésa de toda la vida, amantes
se volvieron al momento en que se conocieron, sus cuerpos sabían que se
pertenecían y pedían a gritos bailar al ritmo de la pasión que sólo ellos saben
interpretar.
Amantes
fueron mientras cabalgaban rumbo a otro mundo, ése donde se encierran y se
enredan, como sus cabellos en sus manos, sus brazos con sus cuerpos y así
quedar extasiados pero insatisfechos… Con ganas de más.
Esa
sed que se ve reducida al besarse, esa complicidad que emana en cada mirada,
las más relajantes caricias y sin duda cada parte de sus cuerpos tatuada por el
nombre de su amante, dueños de verdaderos momentos de felicidad, recuerdos
memorables y noches en vela deseando otro encuentro.
Los
amantes no son infieles, los amantes son fieles a lo que sienten, a lo que
fluye cuando están juntos, no necesitan relacionarse más de la cuenta porque no
quieren complicarse. Los amantes perciben los sentimientos y en algunos casos
huyen pero solo es por miedo… miedo, sí, miedo a verse envueltos en algo más
sentimental.
Amantes
de su amante, del confort de su regazo, de la dulzura de sus suspiros que
pueden interpretarse de muchas maneras, del calor de sus manos, de la suavidad
de sus cabellos, de las marcas en su piel, amantes de sus momentos perfectos.
Los
amantes no son culpables y no pueden ir a la horca por el hecho de ser amantes
y por más que lo quieran negar los atan grandes lazos de sentimientos.
Ella,
con su mirada deseosa, mojando sus labios con su lengua y en un apretar de
dientes deja salir suspiros de pasión, con los ojos fijos en los de él quien
poco a poco experimenta sensaciones nunca antes vividas. Amantes… cada beso es
una explosión total de placer, cada suspiro es transformado en gemido y lo que
comenzó de manera sutil de pronto es más salvaje…
Amantes, sus cuerpos yacen
encima del otro, ella espera verlo otra vez y él no ve la hora de repetir estos
momentos que prefirió hacer suyos en silencio.

si de por si el pecado es algo tentador, tu lo haces aun mas tentador,Diiiioooos...❤
ResponderEliminarCreo que volvería a ser tu amante en esta y en 1000 vidas mas... También te quiero!
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